Alfonso Del Olmo. Con la tecnología de Blogger.

jueves, 11 de diciembre de 2014

El colgante.

¿De donde has sacado este colgante? Es muy bonito. Es una larga historia. Allí estaba aquel día, en el avión que me llevaría a realizar un sueño echo realidad. Iba a ir una semana a Londres, a Inglaterra. Lo malo de esta vida es que nunca saber lo que te va a tocar. Mientras pensaba en todo lo que iba a hacer en Londres, mientras pensaba como había llegado ahí y el por que estaba allí, mientras pensaba que nada podía salir mejor... el avión empezó a moverse mucho, el piloto dijo algo en inglés que solo pude entender "problems". No sabía lo que pasaba, pero pasaba todo menos algo bueno. El avión se caía, y con él mi vida, mi sueño, mi futuro, mi pasado, mi presente...

Solo recuerdo despertarme, en una isla y sin nadie. Sin saber nada sobre mis compañeros de viaje, sin saber nada sobre el avión. Estaba solo y a saber donde. Me daban ganas de irme otra vez para el mar, pero sería una tontería. Tenía que seguir vivo y seguir adelante. Cuando llevaba allí unos cuatro días viviendo como podía, podría estar mejor, pero podría estar peor. Un misterioso hombre, bien vestido, se acercó y me dio comida y se fue. No fue la última vez, y no solo me daba comida, me ayudaba a hacer muchas cosas, pero nunca me hablaba, siempre que le hablaba solo me sonreía y después se iba. Y al día siguiente volvía y me ayudaba. Le tuve que poner nombre, pero como no se me ocurría ninguno en aquellos momentos le llamaba Señor.

No sé cuanto tiempo mas o menos podría haber estado allí, mas o menos un mes. Juntos hicimos una especie de barca, para irnos de aquel sitio infernal pero a la vez bonito. Pero el señor, no se quería venir conmigo, prefería quedarse, y cuando yo ya me iba me dio un colgante muy bonito, de oro, con letras en otro idioma grabado. Cuando iba a abrazarlo y a darle las gracias por todo lo que había echo por mí, el señor ya no estaba. Empecé a navegar, en el mar tan grande, tan peligroso y tan bonito... Tras varios días en el mar sin saber donde ir o donde estar, vi un trozo del avión en el que iba flotando, me acerque a él... y entonces cuando iba a tocarlo me caí de la barca y me hundí en el fondo del mar.


Entonces fue cuando el pitido de ponerse el cinturón me despertó, había sido un sueño, estaba aterrizando en Londres. Cuando me levanté de la silla del avión para irme, me di cuenta que tenía algo en el bolsillo. Un colgante de oro muy bonito, con letras en otro idioma grabados...  Nunca sabre explicar por que tenía aquel colgante y por qué sigo viendo a aquel Señor de vez en cuando por la calle, me mira, me saluda y me sonríe y se va. Preguntando a especialistas y a gente que entiende del tema, buscando por internet, las letras del colgante no tienen traducción y el diseño, el oro puro, era algo que nunca habían visto y que era único. Lo guardo, desde entonces, como un regalo de alguien especial.

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