Alfonso Del Olmo. Con la tecnología de Blogger.

jueves, 27 de noviembre de 2014

Aquel partido con el CD.Huéscar lo viví para contarlo.

Lo que vengo a contar hoy, un día gris lluvioso de noviembre, es mi historia de mi primer (y último) partido con el C.D.Huéscar. Era una tarde muy calurosa en pleno verano y nosotros estábamos allí a las 4 de la tarde y jugamos a las 5. Era la primera vez que jugaba un partido de fútbol 11, en aquel momento no sabía que iba a ser el último y pensaba que solo estaba empezando. Un partido de pretemporada contra unos bastante mejores que nosotros desde el Municipal Las Santas. Llevábamos pocos entrenamientos (yo ninguno, que me los perdí por lesión) y allí estábamos.

 En el vestuario, el entrenador empezó a decir una serie de cosas que no me enteré muy bien y estaba en otro sitio pensando en no se qué. Hasta que me llama, ¿lo tuyo es la portería, no? Si, soy portero. Vale, hoy jugarás de extremo (como Cristiano Ronaldo, mas o menos). Y yo allí ya me hacía una idea de lo que me iba a caer encima. Nunca he jugado un partido de fútbol 11, no sabía que tenía que hacer, donde ponerme, como moverme, a donde ir o algo, todo esto sin contar que soy malísimo como jugador. Después iba diciendo el 11 titular, donde por supuesto yo no estaría. Y la casualidad del destino, o lo que fuera, me tocó jugar con el número 14, especial para mí.

Salimos del vestuario a calentar, y cuando digo a calentar, digo a que calientan los titulares mientras los suplentes y yo sacábamos las porterías de fútbol7 mientras nos reíamos de los titulares por que el calentamiento era durísimo. Empieza el partido y yo allí tan agusto viéndolo. Hasta que el segundo entrenador se dio cuenta de algo, que se lo comentó al mister y que yo escuché sin querer. "Este parece que está un poco perdio". Este, era extremo, yo era extremo, él estaba perdio y es extremo, yo... justo cuando estaba pensando en el desastre que podía provocar, me dijeron lo inevitable. "Calienta que vas a salir". Y yo, logicamente, no sabía lo que hacer allí, así que me puse a correr en la banda.

Llegó el momento, el entrenador me daba las últimas indicaciones que eran básicamente correr y presionar. Fue entrar y pegarle una patada a uno que me empezó a decir de todo, no le hice na en verdad. Después de eso me puse a correr y a presionar. No toqué el balón, y no se cuanto jugué, unos 15 o 20 minutos mas o menos. Estaba muriéndome allí, los 0 entrenamientos y detrás todo el verano entero sin hacer casi nada y teniendo en cuenta que soy portero y no estoy acostumbrado a esas cosas pues ya ves. Por fin me cambiaron y me pude morir tranquilo en el banquillo. Me dijeron que no lo hice mal, había cumplido, pero todavía quedaba la segunda parte, donde ahí si que es verdad que estaba perdio de verdad, por que el que va por detrás mía subía mucho y yo pasé de extremo a lateral sin entender na, jugué menos y no cumplí como en la primera parte, pero bueno, tengo la excusa de ser un portero fuera de posición.

Perdimos en torno a los 8-0. El último partido que jugué de los dos que jugamos, el segundo me lo perdí por lesión. No hice mucho pero las agujetas me duraron una semana y media. El equipo se deshizo por falta de personal, éramos 12, entre los cuales 4 éramos porteros. Una ruina. Pero ahí se me queda, el último y primero, con el número 14, de extremo. Viví para contarlo.

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